Participantes: Jerónimo, Paco Ponferrada, Ana, Cayetano, David, Manuel de Rincón, Lola Díaz, Paco Ruiz, Ricardo, Luci, Isabel, Antonio de Fornes, Jesús.
Distancia recorrida: 16,6 Km.
Desnivel acumulado: 1040 m, según el GPS de Cayetano.
Desayuno en la cafetería-pastelería de la calle principal. Era el cumpleaños de Ricardo y tuvo a bien invitarnos al desayuno. No tuvimos más remedio que cantarle el cumpleaños feliz y desearle muchos años y muchas caminatas más.
Impulsados por Cayetano decidimos ir de exploración por la ladera Norte de la sierra. En el mapa trazó una ruta que saliendo cerca del cortijo de la Atalaya iba hacia el Suroeste por un carril al pie de la sierra y luego seguía, ya sin carril ni senda, en la misma dirección hacia un vallecito colgado en la sierra Cabrilla. Del vallecito subiríamos a lo alto de la Cabrilla y para regresar tomaríamos la senda al puerto de la Madera, bajaríamos por el tajo de la Campana y regresaríamos a los coches. Perfecto sobre el papel. Tomamos los coches y salimos para el cortijo de la Atalaya.
Comenzamos a caminar por el carril siguiendo la indicación de un cartelón al pie de la carretera, con los imponentes tajos de la sierra a nuestra izquierda. Este recorrido es muy bonito con enormes encinas y quejigos, vegetación feraz por el agua que escurre de la sierra y enormes y agrestes tajos que contrastan con las suaves colinas de las tierras de labor.
No llevaríamos media hora de camino cuando Cayetano que era quien dirigía la expedición había desaparecido. Se le dieron voces, silbidos con un silbato, hicimos varias esperas e intentos de localizarlo desde los altozanos. Nada. Por fin respondió al teléfono pero no sabíamos si iba por delante del grupo o por detrás. Decidimos seguir pensando que en el vallecito de la Cabrilla nos encontraríamos. Llegamos al pie de la Cabrilla. La subida al vallecito que el mapa pintaba era un repecho enorme, inclinadísimo que no tenía ni senditas del ganado. Subimos como pudimos mientras las nubes iban cada vez más bajas y dejaban caer una fina llovizna.
El valle colgado es digno de ver: el único trozo suave de la Cabrilla, sin árboles pero con fina hierba y delimitado por acantilados hacia arriba y abajo. Desde allí divisamos, por fin, a Cayetano allá abajo acercándose a la enorme y empinada cuesta que habíamos subido. Le hicimos señas y le dimos voces para que no subiese pues habíamos decidido no atacar los tajos que nos separaban del altiplano de la Cabrilla porque estaba cubierta de nubes y lloviznando. Regresamos por el extremo Oeste. Allí había una senda que en un santiamén nos dejó donde nos esperaba Cayetano. Este es el lugar adecuado para subir si alguna vez lo reintentamos.
Abortado este primer intento decidimos llegarnos al Vivero y al puerto de la Madera, pero como el día estaba de exploración nos metimos por el valle de Espildora, el valle que sube hacia la confluencia de la Prieta con la Cabrilla. Después de internarnos en el pinar sin senda alguna, Jerónimo divisó una al otro lado del valle. Bajamos a la cañada como pudimos y proseguimos ascendiendo por una sendita, mal marcada a trechos, pero que nos subía hacia el Vivero. El Espildora lleva su chorro de agua y tiene una garganta cubierta de musgo y hiedra muy bonita. Recuerda a la del Chíllar debajo del Imán. La senda parece continuar en dirección Este, remontando el valle, pero nosotros nos dirigimos al Norte buscando los llanos del Vivero y poco más allá del Vivero paramos a almorzar.
Tenemos que poner un poco de orden en las bebidas porque tan pronto nos encontramos con 10 botellas de vino como con 3, que fue el caso del sábado. Claro, pasamos sed y no es cuestión de pertenecer a la Vinoteca Sedienta.
Llegamos al vertical Tajo de la Campana con su enorme boquete abierto al abismo y después de disfrutarlo echamos hacia el puerto de la Madera. Del puerto tomamos la vereda que cumbrea hacia el Norte para bajar al carril y continuar por él hasta la senda que sube al puerto de la Jácara. Traspusimos a la cara Oeste, descendiendo, dejamos una senda a la izquierda para futura exploración y llegamos a la senda que sube al Tajo de la Campana. La tomamos en dirección descendente hasta el carril y a los coches.
Día de desencuentros y cambios de ruta, pero al final todos quedamos con una excelente sensación de la cara Norte y Oeste de la Prieta y Cabrilla. No será la última vez que la visitemos.
Track de ruta
Dos montañeras
Sª Cabrilla desde las proximidades del Cortijo de la Atalaya
Echinops strigosus
Allium nigrum
Una encina monumental
Lonicera etrusca (Madreselva)
Hormathophylla spinosa
Tajos y gayumbas
Chorrera cubierta de hiedra
Por El Vivero
Formas inverosímiles de la piedra
Cara Norte de las Sierras Prieta y Cabrilla
Convolvulus arvensis
Llegando al Mirador de la Campana
En el Mirador de la Campana
Un bello Helianthemun
Ophrys apifera
...
Por el Pto. de la Jácara
Bajando hacia el Cortijo de la Ventilla
Vinos