25 de marzo de 2012

Salida día 31 de Marzo: P.N. Sª de Huétor - Peñón de la Mata

Peñón de la Mata y Río Bermejo: 31 de marzo de 2012.


Participantes: Fali, Paco Ruiz, Luci, Manuel de Rincón, Manuel de Nerja, Ricardo, David, Jerónimo, Manuel de Málaga, Ana, Antonio Muñoz, Javier, Jesús

Distancia recorrida ≈ 19 km
Desnivel acumulado ≈ 950 m

Ruta en Wikiloc

Manuel de Málaga nos dio la sorpresa y la alegría de volver a caminar con el grupo después de mucho tiempo. Vuelve de vez en cuando.
Desayuno en Alfacar, una media tostada de excelente pan con tomate y aceite, para después acercarnos a Cogollos Vega.

Partimos del mismo pueblo, buscando las casas más altas para salir a un olivar y a un carril que nos llevó al collado del Portichuelo. A la izquierda teníamos el imponente Peñón de la Mata y hacia él nos dirigimos campo a través por una empinada pendiente, resollando y sudando todos menos Antonio que abría la marcha con sus característicos brazos cruzados, yendo como si fuera de paseo por Puerta Real.
En el llanito del Calar del Frontón hicimos un alto para recuperar el aliento y contemplar el paisaje hacia el Oeste, con sierra Elvira y Parapanda, hacia el Sur a toda la Sierra Nevada con sus cumbres cubiertas por nubes y hacia el Norte al enorme roquedo del Peñón que nos esperaba.
Paramos después en un bunker de hormigón de la guerra civil y llegamos al pie del gran roquedo del Peñón. Javier propuso dividir el grupo: unos que treparan con él a la cresta y otros que siguieran a Antonio por la senda. La “senda” era una manera de hablar, porque todos nos metimos en el roquedo trepando como podíamos hasta un punto donde el Peñón se ponía más vertical. Era allí donde nos separábamos. Javier y Ricardo echaron hacia la cresta. El resto ya habíamos recorrido una parte de la “senda” y presumimos que lo que nos quedaba era más de lo mismo: ir por las rocas agarrándonos como bien podíamos. No necesitábamos trepadas más difíciles.
Antonio nos llevó por un desfiladero natural que ascendía por el Sureste del Peñón hasta que unos pedruscos cerraban el paso. Los salvamos reptando bajo ellos sin mochila, porque con ella no cabíamos y ahí fuimos pasando uno a uno asomando primero la cabeza y después el resto del cuerpo, poco a poco, como si saliéramos de una madriguera.
El Peñón es eso, un peñón enorme sobre un cerro, rodeado de tajos por todas partes, descollando más de 200 m sobre su base. Un nido de águilas con unas vistas preciosas, sin cortapisas, hacia los cuatro puntos cardinales. Está lleno de construcciones que fueron refugios en la guerra civil. Es imposible sustraerse a la tristeza que produce el imaginar un puñado de hombres allí arriba, faltos de alimento y de abrigo pero sobrados de miedo, de frío y de calamidades, día tras día, con lluvia, viento y heladas. ¡Qué sin sentido son las guerras!
Bajamos por los tajos del Noreste hacia el collado de San Agustín. Cuando terminaba el roquedo se abría un vallecito estrecho entre las paredes rocosas y entre los majoletos fuimos descendiendo procurando no resbalar. Un trozo de cántaro nos hizo volver sobre los soldados. ¿De dónde subirían el agua hasta allí? Lo costoso de conseguirla indicaba la higiene que reinaría allá arriba. En esos roquedos encontramos unos grandes almohadillones de Arenaria alfacarensis y unas plantas florecidas de Sarcocapnos pulcherrima que nos levantaron el decaído ánimo que nos había dejado las calamidades de la guerra.
Del collado de San Agustín enfilamos hacia el Norte la cresta del mismo nombre hacia el Jorobado. Antes de llegar a él giramos al Este por la parte superior de la cabecera del río Bermejo, a los pies del Majalijar, hacia el collado de la Zorra que separa las cuencas del Bermejo y del Fardes. Por la cuenca de éste bajamos al cortijo Linillos y bajo un gran pino resinero comimos con la alegría de siempre incrementada por el enorme y exquisito flan de Luci.
Por una acequia antigua salimos a la pista que une el puerto de la Mora con Alfacar y de ella nos desviamos al carril que baja a Cogollos por la vertiente Este del Bermejo bajo un hermoso bosque de pino, encina y quejigo. A un lado del carril se oye el rumor de una fuente a la que se accede fácilmente. Además de agua fresca encontramos Primula acaulis en flor.
En el cortijo de Carifaquín Paco demostró su conocimiento de cómo acercarse y hacerse amigo de los preciosos caballos que allí pastaban. El carril pasa a la orilla izquierda del Bermejo un poco elevado sobre la llanura pantanosa poblada de fresnos, sauces y chopos. Más adelante entra en el desfiladero de Carifaquín y vuelve a la orilla derecha del Bermejo para entrar en Cogollos al pie del tajo que lo corona.

Un precioso recorrido con unas inigualables vistas en la primera parte y una feraz vegetación en la segunda. Antonio y Javier, elegisteis muy bien la excursión.


Parte del grupo en el Calar del Frontón

Vistas de Sª Nevada

Pies y manos, para qué os quiero

Subiendo al Peñón de la Mata

David y Manuel, saliendo del boquete
Ricardo y Javier, por la cresta

Ángelus en la cima del Peñón de la Mata

Construcciones de la Guerra Civil

Arenaria alfacarensis

Sarcocapnos pulcherrima

Ana bajando, con el Peñón de la Mata al fondo

Peñón de la Mata desde la lejanía

El grupo se dirige hacia El Jorobao

Manuel, la abulaga en flor y El Jorobao de fondo

Peñón de la Mata

Narcissus triandrus

Fotografiando narcisos

Primula acaulis

Antirrhinum hispanicum

Vinos y Majalijar

18 de marzo de 2012

Salida día 24 de Marzo: Ojén - La Concha

Participantes: Jerónimo, Ana, Lola Díaz, Paco Ponferrada, David, Manuel de Rincón, Manuel de Nerja, Luci, Fali, Antonio Fornes, Isabel, Victoria, Jesús.

Distancia recorrida: 19 km.
Desnivel acumulado: 1300 m.

Nuestra más calurosa bienvenida a Victoria y Manuel de Rincón que por diversas circunstancias han estado apartados de las caminatas, que no del grupo, durante un tiempo que se nos ha hecho largo. A ver si algún otro tullido, de nombre Cayetano para más señas, se anima a volver al redil.

Desayuno en el acostumbrado bar de Ojén con excelente pan aunque con rebanadas demasiado chicas.

Día nublado, con chaparroncillos intermitentes durante el viaje que hacían presagiar un día más bien feo y desabrido. No nos hizo retroceder el tiempo, sino que con excelente ánimo nos pusimos en marcha por la sendita que arranca al lado del aparcamiento de la fuente y va rodeando el amplio valle del pueblo Ojén. Es este uno de los tantos parajes bonitos que la excursión depara: la gran depresión en la que se asientan las huertecillas tradicionales del pueblo, rodeadas de acantilados con cuevecillas y con el rumor del riachuelo Almadán que allí mismo nace.

Subimos por la cañada de la Ermita y el túnel que atraviesa la carretera del Arco puso la primera nota curiosa ya que los caminantes que no lo conocían no se esperaban un túnel tan largo y tan oscuro. Al salir de él los garbancillos y herguenes floridos nos dieron la bienvenida a la frondosa vegetación de la cañada con sus pinos resineros y carrascos, lentiscos, algarrobos, palmitos y mirtos.

Comenzó una lluvia rala pero constante que nos hizo sacar los impermeables y como la mañana era muy cálida, los impermeables nos evitaban la lluvia pero nos mojaban con el sudor, así que con o sin impermeable llegamos empapados al rezumadero que llaman fuente del Tío Robles.

Ya sin lluvia subimos al llano del Juanar y lo atravesamos, pero en el pinar que precede a la separación de caminos a la Concha y a Istán ya goteaba de nuevo. Dos horas hasta la Concha anuncia un indicador de madera en la separación de los caminos pero hay que echarle casi otra más.

La pedregosa senda por las crestas desde el puerto del Juanar resultó peligrosa porque con la lluvia las piedras estaban muy resbaladizas y más de un culetazo provocaron en el grupo. Ese peligro hizo renunciar a llegar a La Concha a un par de caminantes y a un nutrido grupo de domingueros. Nosotros proseguimos extremando las precauciones. Pasamos con sumo cuidado los acantilados del salto del Lobo y el riesgo de resbalar restó el disfrute de este precioso paraje. Esa umbría es muy rica en flores pero este año sólo tenía algún narciso y botón de oro.

Se levanto un viento bastante potente que nos hizo abrigarnos pero sirvió para alejar la lluvia y secar las piedras facilitando la caminata sobre todo en la cresta entre el cerro del Lastonar y la Concha. Con el viento es preferible utilizar la sendita que hay en la ladera norte de esa cresta: dejas de disfrutar de las vistas pero evitas el vendaval.

Cerca ya del repecho de la Concha descubrimos las primeras orquídeas, un par Orchis collina raquíticas y escuchimizadas. No es este su mejor año.

En la Concha estuvimos poco porque el viento molestaba lo suyo y las nubes y la niebla impedían disfrutar de esa maravillosa atalaya, así que después de las fotos de rigor emprendimos el regreso.

El viento amainaba y llegó a desaparecer lo que nos permitió almorzar confortablemente en el llanito del collado una vez pasado el cerro del Salto del Lobo. El rato del almuerzo tan agradable como siempre. Manuel de Rincón vino cargado con nuevos chistecillos y chascarrillos y para terminar Luci había hecho un enorme flan que adornó con melocotón en almíbar y piña. ¡¡¡Menudo postre!!! Con razón se propuso que nos dejáramos de caminatas y fuésemos los sábados directamente a almorzar.

Claro, con toda la comida y ese postre llegamos al pie de la Cruz del Juanar y todo el mundo aceptó como lo más natural subir a él; nadie rebló. La vista desde la Cruz es una de las más bonitas de la montaña malagueña, sobre todo por ver ese valle del Juanar rodeado de montañas por todas partes y con los olivos alineados. El descenso se hizo durillo, pero luego descansamos en el carril del olivar y encaramos con renovadas fuerzas la bajada a Ojén por el valle que lleva al Cerezal.

Ojén nos recibió con su acogedor caserío blanco y el verde de sus huertas después de un día que hicimos magnífico aunque el tiempo no acompañara.


Astragalus lusitanicus

Lola D. y Manuel sendero arriba

Jesús y la niebla

Subiendo al borde de la cresta

Llegando a La Concha

Grupo en La Concha

Bajando

Cresta y sendero hacia La Concha

Bajando hacia El Juanar

En la Cruz del Juanar

Allium triquetum - Lágrimas de la Virgen

Ophrys scolopax

Vinos

11 de marzo de 2012

Salida día 17 de Marzo: Sierra Crestellina

Distancia recorrida:  12 km. o quizá más, si tenemos en cuanta la de vueltas que dieron algunos buscando aparcamiento o la ruta extra que nos hicimos por el pueblo en busca de un bar donde desayunar.
Desnivel acumulado de subida: 600 metros
 
  • Vídeo de la salida:

 

 
Comienzo de la ruta: saliendo de Casares por la carretera
 
Llegando al Refugio
 
Subida al Castillón, con el Pico Sª de Casares (906 m) al fondo

 En el Mirador del Castillón
 
Erica arborea ( Brezo blanco - Brezo de las pipas)
 
Subiendo al Cerro de las Chapas, con el Monte del Duque y Sª Bermeja al fondo

 Llegando a la cresta del Cerro de las Chapas
 
Oteando el paisaje: curso bajo del río Genal
 
Grupo en el Cerro de las Chapas (943 m)

 Mujeres del grupo
 
Valle del Genal desde el Cerro de las Chapas
 
Cuesta abajo
 
Comida bajo un chaparro

Con un buen postre

 Y una buena siesta
 
Pinar en el Pto. de las Viñas
 
Casares
 
En la Fuente de la Arquita
 
Scrofularia sambucifolia

 Vista de Casares desde la carretera
 
Vinos