Participantes: Fali, Paco Ruiz, Luci, Manuel de Rincón, Manuel de Nerja, Ricardo, David, Jerónimo, Manuel de Málaga, Ana, Antonio Muñoz, Javier, Jesús
Distancia recorrida ≈ 19 km
Desnivel acumulado ≈ 950 m
Ruta en Wikiloc
Manuel de Málaga nos dio la sorpresa y la alegría de volver a caminar con el grupo después de mucho tiempo. Vuelve de vez en cuando.
Desayuno en Alfacar, una media tostada de excelente pan con tomate y aceite, para después acercarnos a Cogollos Vega.
Partimos del mismo pueblo, buscando las casas más altas para salir a un olivar y a un carril que nos llevó al collado del Portichuelo. A la izquierda teníamos el imponente Peñón de la Mata y hacia él nos dirigimos campo a través por una empinada pendiente, resollando y sudando todos menos Antonio que abría la marcha con sus característicos brazos cruzados, yendo como si fuera de paseo por Puerta Real.
En el llanito del Calar del Frontón hicimos un alto para recuperar el aliento y contemplar el paisaje hacia el Oeste, con sierra Elvira y Parapanda, hacia el Sur a toda la Sierra Nevada con sus cumbres cubiertas por nubes y hacia el Norte al enorme roquedo del Peñón que nos esperaba.
Paramos después en un bunker de hormigón de la guerra civil y llegamos al pie del gran roquedo del Peñón. Javier propuso dividir el grupo: unos que treparan con él a la cresta y otros que siguieran a Antonio por la senda. La “senda” era una manera de hablar, porque todos nos metimos en el roquedo trepando como podíamos hasta un punto donde el Peñón se ponía más vertical. Era allí donde nos separábamos. Javier y Ricardo echaron hacia la cresta. El resto ya habíamos recorrido una parte de la “senda” y presumimos que lo que nos quedaba era más de lo mismo: ir por las rocas agarrándonos como bien podíamos. No necesitábamos trepadas más difíciles.
Antonio nos llevó por un desfiladero natural que ascendía por el Sureste del Peñón hasta que unos pedruscos cerraban el paso. Los salvamos reptando bajo ellos sin mochila, porque con ella no cabíamos y ahí fuimos pasando uno a uno asomando primero la cabeza y después el resto del cuerpo, poco a poco, como si saliéramos de una madriguera.
El Peñón es eso, un peñón enorme sobre un cerro, rodeado de tajos por todas partes, descollando más de 200 m sobre su base. Un nido de águilas con unas vistas preciosas, sin cortapisas, hacia los cuatro puntos cardinales. Está lleno de construcciones que fueron refugios en la guerra civil. Es imposible sustraerse a la tristeza que produce el imaginar un puñado de hombres allí arriba, faltos de alimento y de abrigo pero sobrados de miedo, de frío y de calamidades, día tras día, con lluvia, viento y heladas. ¡Qué sin sentido son las guerras!
Bajamos por los tajos del Noreste hacia el collado de San Agustín. Cuando terminaba el roquedo se abría un vallecito estrecho entre las paredes rocosas y entre los majoletos fuimos descendiendo procurando no resbalar. Un trozo de cántaro nos hizo volver sobre los soldados. ¿De dónde subirían el agua hasta allí? Lo costoso de conseguirla indicaba la higiene que reinaría allá arriba. En esos roquedos encontramos unos grandes almohadillones de Arenaria alfacarensis y unas plantas florecidas de Sarcocapnos pulcherrima que nos levantaron el decaído ánimo que nos había dejado las calamidades de la guerra.
Del collado de San Agustín enfilamos hacia el Norte la cresta del mismo nombre hacia el Jorobado. Antes de llegar a él giramos al Este por la parte superior de la cabecera del río Bermejo, a los pies del Majalijar, hacia el collado de la Zorra que separa las cuencas del Bermejo y del Fardes. Por la cuenca de éste bajamos al cortijo Linillos y bajo un gran pino resinero comimos con la alegría de siempre incrementada por el enorme y exquisito flan de Luci.
Por una acequia antigua salimos a la pista que une el puerto de la Mora con Alfacar y de ella nos desviamos al carril que baja a Cogollos por la vertiente Este del Bermejo bajo un hermoso bosque de pino, encina y quejigo. A un lado del carril se oye el rumor de una fuente a la que se accede fácilmente. Además de agua fresca encontramos Primula acaulis en flor.
En el cortijo de Carifaquín Paco demostró su conocimiento de cómo acercarse y hacerse amigo de los preciosos caballos que allí pastaban. El carril pasa a la orilla izquierda del Bermejo un poco elevado sobre la llanura pantanosa poblada de fresnos, sauces y chopos. Más adelante entra en el desfiladero de Carifaquín y vuelve a la orilla derecha del Bermejo para entrar en Cogollos al pie del tajo que lo corona.
Un precioso recorrido con unas inigualables vistas en la primera parte y una feraz vegetación en la segunda. Antonio y Javier, elegisteis muy bien la excursión.
Parte del grupo en el Calar del Frontón
Vistas de Sª Nevada
Pies y manos, para qué os quiero
Subiendo al Peñón de la Mata
David y Manuel, saliendo del boquete
Ricardo y Javier, por la cresta
Ángelus en la cima del Peñón de la Mata
Construcciones de la Guerra Civil
Arenaria alfacarensis
Sarcocapnos pulcherrima
Ana bajando, con el Peñón de la Mata al fondo
Peñón de la Mata desde la lejanía
El grupo se dirige hacia El Jorobao
Manuel, la abulaga en flor y El Jorobao de fondo
Peñón de la Mata
Narcissus triandrus
Fotografiando narcisos
Primula acaulis
Antirrhinum hispanicum
Vinos y Majalijar