22 de abril de 2012
15 de abril de 2012
Salida día 21 de Abril: Sª de las Nieves, Los Sauces - Peñón de Ronda
Distancia recorrida: 16 Km.
Desnivel de subida acumulado: Unos 700 m. aproximadamente.
Cañada de la Encina, Cerro Camaretas y Pinsapar de Cubero desde una covacha
Cerezos en flor en el Cortijo de Huarte
Cicindela maroccana
Ángelus
Cortijo del Peñón de Ronda
Caminantes
En el Pilar de la Breña
Flores masculinas de pinsapo
Vistas hacia el Peñón de Ronda
Haciendo ganas de comer
Arce y pinsapo
Caminando entre grandes pinsapos
Los Coloraíllos
¡Qué nos gusta pasar por las aulagas!
Bajo los Tajos de la Peñilla de Yunquera
Comida
Grupo
Bajo el Peñón de Ronda
En fila por la vereda con la Peñilla de Yunquera al fondo
Ornithogalum umbellatum - Leche de gallina
Bajando hacia el Cortijo del Palancar
Vinos
Etiquetas:
Sierra de las Nieves
8 de abril de 2012
Salida día 14 de Abril: Sª de las Cabras
Sierra de las Cabras. 14 de abril de 2012.
Participantes: Jerónimo, Ana, Paco Ponferrada, David, Lola Díaz, Paco Zambrana, Paco Ruiz, Luci, Antonio de Fornes, Manuel de Nerja, Jesús.
Distancia recorrida: 12 km.
Desnivel acumulado: 780 m.
Desayuno en la Venta de la Hiedra con café y mollete de Antequera. No podía ser de otra manera estando donde estábamos.
La predicción del tiempo avisaba de fuertes vientos y lluvia. No se equivocó. A las 8.30, cuando comenzamos a caminar, se puso a llover. Una lluvia fina pero constante que nos obligó a sacar los impermeables desde los primeros compases.
Salimos al lado de la gasolinera, saltamos la primera valla e iniciamos el ascenso campo a través buscando las primeras alturas de la cañada Este de la Sierra. Aparecieron las primeras y casi únicas orquídeas, unas Orchis conica pequeñitas que tan apenas sobresalían del terreno. La sequía no perdona.
Remontamos la cañada, despacito, procurando evitar las piedras que con la lluvia se habían puesto muy resbalosas y de la cañada cambiamos al Oeste, hacia el colladito que da vistas a la primera llanura. En el collado nos recibieron unos bonitos lirios (Iris subbiflora), la llovizna continuaba pero era el viento el que no daba cuartel. Nos arrastraba tirando de capas y mochilas. Con alguna dificultad cruzamos la valla porque los impermeables se enganchaban en el alambre espinoso y bajamos a la llanura oculta por la niebla y a la olmera al pie de Tajo Prieto. Algunos olmos han muerto por la grafiosis, pero otros estaban echando sus primeras hojuelas y muchos rebrotes tapizaban el suelo. Aún tenemos olmera.
Los majuelos estaban ya vestidos con sus recién aparecidas hojitas y los endrinos aparecían cubiertos de flores y sin hojas aún. La primavera había llegado a la Sierra a pesar del endiablado día que habíamos escogido para visitarla.
Con algunos resbalones subimos a la repisa superior y por la mullida hierba llegamos al pie del cerro donde está el vértice geodésico. Decidimos no llegar a él porque las rocas resbalaban mucho y porque con el vendaval que nos arrastraba en la abertura que da hacia Villanueva teníamos bastante.
Regresamos buscando protección por la base de los farallones rocosos cubiertos de hiedra que hay al Sur de la repisa superior al Collado de los Lastonares y de él enfilamos la cañada que sube hacia el Noroeste ya sin lluvia. Queríamos empalmar con el valle que baja hacia el Cortijo de la Aldehuela pero la niebla nos impedía ver más allá de nuestras narices y por esos andurriales de los Lastonares anduvimos desorientados hasta que la niebla abrió un poco y vimos el valle a 50 metros. Estábamos al lado y no dábamos con él.
Bajamos a visitar la casita de la hiedra y subimos luego al pozo y a los narcisos encima de él. Jerónimo recordaba el roquedo donde nacían y allí estaban. Nos aguardaban con sus mejores galas, erguidos, vestidos de amarillo intenso, todos en flor, agitados por el vendaval…preciosos. Se diría que esperaban nuestra visita. A su lado la humilde violeta africana pasaba desapercibida.
Regresamos por la cañada que habíamos subido y en la olmera de Tajo Prieto buscamos un hueco resguardado del viento para almorzar. No era más que la 1 pero si continuábamos hacia abajo ya no íbamos a encontrar resguardo alguno. El almuerzo tan animado como siempre. Hicimos honor a un Botani y trasegamos un Spira para olvidar. Como fin de fiesta el enorme flan de Luci y los tés de los Pacos Ruiz y Ponferrada.
Volvió la lluvia con muy poca intensidad al principio pero al llegar a la carretera arreció. Hicimos unas fotos a las Ophrys bombyliflora y lutea que crecen entre la alambrada y la cuneta y llegamos a los coches empapados.
Participantes: Jerónimo, Ana, Paco Ponferrada, David, Lola Díaz, Paco Zambrana, Paco Ruiz, Luci, Antonio de Fornes, Manuel de Nerja, Jesús.
Distancia recorrida: 12 km.
Desnivel acumulado: 780 m.
Desayuno en la Venta de la Hiedra con café y mollete de Antequera. No podía ser de otra manera estando donde estábamos.
La predicción del tiempo avisaba de fuertes vientos y lluvia. No se equivocó. A las 8.30, cuando comenzamos a caminar, se puso a llover. Una lluvia fina pero constante que nos obligó a sacar los impermeables desde los primeros compases.
Salimos al lado de la gasolinera, saltamos la primera valla e iniciamos el ascenso campo a través buscando las primeras alturas de la cañada Este de la Sierra. Aparecieron las primeras y casi únicas orquídeas, unas Orchis conica pequeñitas que tan apenas sobresalían del terreno. La sequía no perdona.
Remontamos la cañada, despacito, procurando evitar las piedras que con la lluvia se habían puesto muy resbalosas y de la cañada cambiamos al Oeste, hacia el colladito que da vistas a la primera llanura. En el collado nos recibieron unos bonitos lirios (Iris subbiflora), la llovizna continuaba pero era el viento el que no daba cuartel. Nos arrastraba tirando de capas y mochilas. Con alguna dificultad cruzamos la valla porque los impermeables se enganchaban en el alambre espinoso y bajamos a la llanura oculta por la niebla y a la olmera al pie de Tajo Prieto. Algunos olmos han muerto por la grafiosis, pero otros estaban echando sus primeras hojuelas y muchos rebrotes tapizaban el suelo. Aún tenemos olmera.
Los majuelos estaban ya vestidos con sus recién aparecidas hojitas y los endrinos aparecían cubiertos de flores y sin hojas aún. La primavera había llegado a la Sierra a pesar del endiablado día que habíamos escogido para visitarla.
Con algunos resbalones subimos a la repisa superior y por la mullida hierba llegamos al pie del cerro donde está el vértice geodésico. Decidimos no llegar a él porque las rocas resbalaban mucho y porque con el vendaval que nos arrastraba en la abertura que da hacia Villanueva teníamos bastante.
Regresamos buscando protección por la base de los farallones rocosos cubiertos de hiedra que hay al Sur de la repisa superior al Collado de los Lastonares y de él enfilamos la cañada que sube hacia el Noroeste ya sin lluvia. Queríamos empalmar con el valle que baja hacia el Cortijo de la Aldehuela pero la niebla nos impedía ver más allá de nuestras narices y por esos andurriales de los Lastonares anduvimos desorientados hasta que la niebla abrió un poco y vimos el valle a 50 metros. Estábamos al lado y no dábamos con él.
Bajamos a visitar la casita de la hiedra y subimos luego al pozo y a los narcisos encima de él. Jerónimo recordaba el roquedo donde nacían y allí estaban. Nos aguardaban con sus mejores galas, erguidos, vestidos de amarillo intenso, todos en flor, agitados por el vendaval…preciosos. Se diría que esperaban nuestra visita. A su lado la humilde violeta africana pasaba desapercibida.
Regresamos por la cañada que habíamos subido y en la olmera de Tajo Prieto buscamos un hueco resguardado del viento para almorzar. No era más que la 1 pero si continuábamos hacia abajo ya no íbamos a encontrar resguardo alguno. El almuerzo tan animado como siempre. Hicimos honor a un Botani y trasegamos un Spira para olvidar. Como fin de fiesta el enorme flan de Luci y los tés de los Pacos Ruiz y Ponferrada.
Volvió la lluvia con muy poca intensidad al principio pero al llegar a la carretera arreció. Hicimos unas fotos a las Ophrys bombyliflora y lutea que crecen entre la alambrada y la cuneta y llegamos a los coches empapados.
Crestas afiladas
Almenas pétreas
Cubiertas de hiedra
Viento, niebla, lluvia
Majuelos vestidos
Endrinos floridos
Olmos despuntando
Lluvia, niebla, frío
Botas embarradas
Viento, viento, viento
Primavera helada
Comenzamos a caminar ya bajo la lluvia
Acercándonos a la olmeda
Interior de la olmeda
Cerca del vértice, entre la niebla, bajo la lluvia, contra el viento
La "cosa" se ponía fea pero los ánimos montañeros seguían firmes
Dolina
Sª de las Cabras
Fritilliaria lusitanica de varias flores
Grupo en "La Casita"
Disfrutando con los narcisos; sufriendo con el viento
Narcissus pseudonarcissus
Bajando hacia la dolina
Olmos y majoletos
Iris subbiflora
Ophrys bombyliflora
Vinos
Etiquetas:
Arco Calizo Central,
Sierra de las Cabras
2 de abril de 2012
Salida día 7 de Abril: Sª del Camorro de Cuevas de S. Marcos
Sierra del Camorro en Cuevas de San Marcos. 7 de abril de 2012.
Participantes: Cayetano, Quirri, Paco Ruiz, Jerónimo y Jesús.
Encontrar a los viejos compañeros de andanzas es muy agradable y así fue el reencuentro con Cayetano y Quirri. Ojalá se prodiguen más con el grupo.
Desayuno a las 8 en el bar de la autovía en Casabermeja. Caro. 2,50 el café y un bollo más bien pequeño.
En Cuevas de San Marcos nos dirigimos al centro de interpretación de la Cueva de Belda, un edificio tremendo sin uso actual, en el que nos hemos gastado un dineral. Allí aparcamos y salimos por la senda en dirección a la Cueva.
Según el grupo que nos juntamos así se prepara la excursión. Este sábado con gente de vacaciones y otros por el Rif se preveían pocos caminantes y Jerónimo propuso conocer la sierra del Camorro porque había visto el domingo anterior muchas orquídeas. Íbamos pues de excursión “botánica”.
El Camorro es una sierra pequeñita pero muy abrupta por sus caras Norte y Oeste, con unos tajos impresionantes que la hacen casi inaccesible. Iniciamos la subida por la umbría Norte y enseguida aparecieron las primeras orquídeas (Bartlias, fuscas, collinas y lúteas) y otras plantas en flor, tanto en la sendita como en los tajos. Había que caminar despacio porque las piedras estaban húmedas del rocío de la noche y resbalaban mucho. Nos acercamos a la Cueva, cerrada mediante una verja, suponemos que para proteger las colonias de murciélagos, y con una gran escalera de hierro para facilitar el acceso cuando se visite, si es que se abre algún día al año.
Descendimos por otra sendita hacia el Oeste hasta encontrar un carril que muere poco más arriba en una cantera antigua. Ese recorrido es muy bonito porque vas dando vistas al valle del Genil con sus colinas de olivares, a la presa del pantano de Iznájar y al pueblo que queda a los pies. Además la senda se ha hecho de obra y se ha protegido con una barandilla en algunos tramos.
Termina el carril, comienza otra senda y por ella se accede a una escalera metálica, con la puerta cerrada pero con un gran boquete al lado de la puerta por el que accedimos. Termina la escalera ya cerca de la cumbre. En lo alto quedan restos de construcciones y un aljibe. Desde luego el lugar es un nido de águilas inexpugnable que tendría un gran valor militar en su tiempo, pero en absoluto cómodo para subir y bajar. Es la parte Oeste de la sierra. Coronamos el cerrillo al Oeste con unas vistas panorámicas estupendas e iniciamos el difícil paso por la cresta hacia el vértice geodésico que corona la parte Este de la sierra. Difícil para todos pero especialmente para Cayetano con su rodilla averiada. Al lado del imponente Tajo del Reloj, en el único paso posible, se ha colocado otra verja con puerta, quizá para proteger los restos del asentamiento de la parte Oeste. La puerta también tiene su correspondiente valla rota al lado por donde proseguimos el cresteo poco a poco, disfrutando de las vistas hasta el pico de Cuevas Altas donde está el vértice.
El descenso hacia el Oeste se hace por un lapiaz incómodo hasta el puerto cercano donde comimos.
El lapiaz hasta el olivar que lo circunda al Noreste es una sorpresa continua con lirios, peonías, y muchas y variadas orquídeas: especulum, mascula, conica, tenthredinifera, itálica…un verdadero paraíso para las orquídeas y para nosotros que las disfrutamos.
Por el olivar accedimos a un carril y senda que nos devolvió al coche.
Viniendo Quirri los pájaros cobraron el protagonismo debido. Vimos carbonero común y garrapinos, chochines, torcaces, grajillas, chovas, halcón peregrino, águilas culebrera y perdicera, collalba gris… y muchas más que no recuerdo.
El día se predecía con lluvia pero no llovió, no hubo viento y excelente temperatura. Ideal para caminar.
Una sierra a la que volveremos los amantes de la flora, sobre todo si el invierno es lluvioso, para disfrutar de sus orquídeas.
En el viaje de vuelta hicimos una parada en la cuesta del Romeral y localizamos papilionáceas, bombylifloras, especulum y fuscas.
¿Qué más se le puede pedir a un día de excursión?
Participantes: Cayetano, Quirri, Paco Ruiz, Jerónimo y Jesús.
Encontrar a los viejos compañeros de andanzas es muy agradable y así fue el reencuentro con Cayetano y Quirri. Ojalá se prodiguen más con el grupo.
Desayuno a las 8 en el bar de la autovía en Casabermeja. Caro. 2,50 el café y un bollo más bien pequeño.
En Cuevas de San Marcos nos dirigimos al centro de interpretación de la Cueva de Belda, un edificio tremendo sin uso actual, en el que nos hemos gastado un dineral. Allí aparcamos y salimos por la senda en dirección a la Cueva.
Según el grupo que nos juntamos así se prepara la excursión. Este sábado con gente de vacaciones y otros por el Rif se preveían pocos caminantes y Jerónimo propuso conocer la sierra del Camorro porque había visto el domingo anterior muchas orquídeas. Íbamos pues de excursión “botánica”.
El Camorro es una sierra pequeñita pero muy abrupta por sus caras Norte y Oeste, con unos tajos impresionantes que la hacen casi inaccesible. Iniciamos la subida por la umbría Norte y enseguida aparecieron las primeras orquídeas (Bartlias, fuscas, collinas y lúteas) y otras plantas en flor, tanto en la sendita como en los tajos. Había que caminar despacio porque las piedras estaban húmedas del rocío de la noche y resbalaban mucho. Nos acercamos a la Cueva, cerrada mediante una verja, suponemos que para proteger las colonias de murciélagos, y con una gran escalera de hierro para facilitar el acceso cuando se visite, si es que se abre algún día al año.
Descendimos por otra sendita hacia el Oeste hasta encontrar un carril que muere poco más arriba en una cantera antigua. Ese recorrido es muy bonito porque vas dando vistas al valle del Genil con sus colinas de olivares, a la presa del pantano de Iznájar y al pueblo que queda a los pies. Además la senda se ha hecho de obra y se ha protegido con una barandilla en algunos tramos.
Termina el carril, comienza otra senda y por ella se accede a una escalera metálica, con la puerta cerrada pero con un gran boquete al lado de la puerta por el que accedimos. Termina la escalera ya cerca de la cumbre. En lo alto quedan restos de construcciones y un aljibe. Desde luego el lugar es un nido de águilas inexpugnable que tendría un gran valor militar en su tiempo, pero en absoluto cómodo para subir y bajar. Es la parte Oeste de la sierra. Coronamos el cerrillo al Oeste con unas vistas panorámicas estupendas e iniciamos el difícil paso por la cresta hacia el vértice geodésico que corona la parte Este de la sierra. Difícil para todos pero especialmente para Cayetano con su rodilla averiada. Al lado del imponente Tajo del Reloj, en el único paso posible, se ha colocado otra verja con puerta, quizá para proteger los restos del asentamiento de la parte Oeste. La puerta también tiene su correspondiente valla rota al lado por donde proseguimos el cresteo poco a poco, disfrutando de las vistas hasta el pico de Cuevas Altas donde está el vértice.
El descenso hacia el Oeste se hace por un lapiaz incómodo hasta el puerto cercano donde comimos.
El lapiaz hasta el olivar que lo circunda al Noreste es una sorpresa continua con lirios, peonías, y muchas y variadas orquídeas: especulum, mascula, conica, tenthredinifera, itálica…un verdadero paraíso para las orquídeas y para nosotros que las disfrutamos.
Por el olivar accedimos a un carril y senda que nos devolvió al coche.
Viniendo Quirri los pájaros cobraron el protagonismo debido. Vimos carbonero común y garrapinos, chochines, torcaces, grajillas, chovas, halcón peregrino, águilas culebrera y perdicera, collalba gris… y muchas más que no recuerdo.
El día se predecía con lluvia pero no llovió, no hubo viento y excelente temperatura. Ideal para caminar.
Una sierra a la que volveremos los amantes de la flora, sobre todo si el invierno es lluvioso, para disfrutar de sus orquídeas.
En el viaje de vuelta hicimos una parada en la cuesta del Romeral y localizamos papilionáceas, bombylifloras, especulum y fuscas.
¿Qué más se le puede pedir a un día de excursión?
Sinapis alba spp. alba
Estudiando con detalle algunas plantas
Centaurea clementei
Linaria anticaria
Observando una planta de Hesperis laciniata
Hesperis lacinata
Ophrys fusca
Barlia robertiana - Orquídea gigante
Subiendo hacia la cresta
Cresteando
Sª del Camorro
Tajo del Reloj desde arriba
Tragopogon angustifolium
Hacia el Camorro de Cuevas Altas
Cerca de la cima
En la cima del Camorro del Cuevas Altas (905 m)
Prunus postrata
Pantano de Iznájar
Bajando del Camorro de Cuevas Altas
Ophrys fusca spp. bilunulata
Ophrys speculum - Abejera del espejo
Orchis mascula
Ophrys lutea - Abejera amarilla
Orchis conica
Orchis italica
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Otras sierras de Málaga
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