25 de septiembre de 2011

Salida día 1 de Octubre: Río Higuerón hasta la base del Cisne


Distancia recorrida: Unos 22 kilómetros

Río arriba

Y más p'arriba

Momento de charla en medio del río

Subiendo una cascada

Cascada

Bajando por los Cahorros Altos

Sombras y luces

Cahorros del Higuerón desde las alturas

Cruzando el río a los pies del Lucero

Imponente Cisne

Baño en una poza

18 de septiembre de 2011

Salida día 24 de Septiembre: río Patamalara


Por los túneles que forma el cañaveral

Primeras dificultades

La cosa se complica... o al menos, eso parece


Cascada y poza en el Patamalara

Hora del ángelus

Río arriba con un poquito de sol

Una ayuda siempre es bien recibida

Bajo la cascada

Parte del grupo en la cascada final

Cascadas al final del Barranco Moreno

Rapelando

Cascada de unos 4 metros que hubo que subir y bajar

Enfriando el vino

Peñón de los Hornos desde la acequia

12 de septiembre de 2011

Salida día 17 de Septiembre: Río Añales

Río Añales, 17 de septiembre de 2011.


Vídeo salida Río Añales
Participantes: Cayetano con su perra, Paco Zambrana, Fali, Ricardo y Jesús.
Distancia recorrida: 12,5 km aproximadamente
Desnivel salvado: unos 600 m.

Entramos por Jatar y seguimos por el carril asfaltado, continuación de la carretera, que va hacia una especie de polígono industrial y luego gira al Norte para bajar hacia Arenas. De él cogimos un ramal a la derecha que baja hacia el molino Hiñales y a media ladera dejamos el coche. Continuamos a pie, cruzamos un primer arroyo con agua por un puentecillo de hormigón, y en vez de seguir el carril que tomaba dirección Norte, subimos campo a través un pequeño lomo, a unas ruinas con era, y de allí continuamos por una sendita mal marcada, entre bancales abandonados, hasta que se convirtió en un carrilillo que cruzaba el río Añales y empalmaba con el carril que por la margen derecha del río sube desde el cortijo Castro hacia el pantanito.

El carril cruza el río y muere en una chopera, en la parte de arriba de la cual sale una senda casi borrada por la vegetación que vuelve a cruzar el río y se encarama a la presa del pantanito.

Epilobium hirsutum, estigma y estambres

Cruzar el pantanito fue mucho más fácil que en la excursión de julio porque el nivel de agua estaba más bajo y el fango mucho más consolidado. Seguimos el río de modo similar a la excursión del 3 de julio de este año con la diferencia de que a la zona de las tres cascadas llegamos a las 11.30. Tomamos el Ángelus para coger fuerzas y trepando nos encaramamos a la primera en la que hay una poza preciosa, a la segunda y a la tercera para encontrarnos con la sorpresa que allí el río hace un recodo en dirección Oeste y había una cuarta cascada más grande que las anteriores, imposible de trepar.

Primera de las tres cascadas

Cuarta cascada

Salimos del río por la ladera derecha y allí nos encontramos con Cayetano y su perra que había evitado las otras tres cascadas anteriores subiendo por la ladera derecha. Regresamos al río de nuevo por encima de la cuarta cascada y por él proseguimos un rato, pero las zarzas y los rosales hacían difícil el tránsito hasta que llegó un momento que nos lo impidieron.

Cayetano y su perra

 De nuevo salimos del río por la ladera derecha para volver a él un poco más adelante en un punto donde al Añales se le une por la izquierda otro arroyo con agua. Era imposible continuar por el río y decidimos salir de él por la ladera izquierda buscando un cortijo derruido que habíamos visto, hasta el cual sabíamos por Cayetano que llegaba la senda que une Játar con el puerto de Cómpeta. Era una cortijada grande que nos figuramos también habría servido de venta y hacia el Sur tenía una llanura suave, llena de junqueras, que habrían sido tierras de labor en otro tiempo. Cruzamos la ladera buscando el arroyo que la delimita por el Sur y en una cascadita nos dimos una buena ducha antes de comer bajo los pinos a la vera del arroyo.

Ricardo no quiere mojarse los pies

Comida un poco accidentada, además de por la consabida discusión de la elección del lugar, porque Ricardo perdió sus gafas. Nos movilizamos todos, incluso los que ya estábamos sentados sacando el condumio, para buscarlas sin éxito y cuando ya habíamos renunciado a seguir buscando y nos sentamos otra vez para comer Ricardo abrió la mochila y allí estaban. No lo castigamos sin comer porque ya lo conocemos y nos tiene acostumbrados a sus despistes, pero se lo merecía.

Poza de las higueras

La senda en dirección a Játar remonta un puertecillo en la que va encajonada en una trinchera natural desde la que hay un panorámica preciosa, hacia el Este al Añales y a la mesa de Fornes, al Norte Játar, Arenas y el pantano de los Bermejales y al Sur la delimita la vista el Lucero, Lucerillo y el cerro de los Machos; se ve que la senda nuestra, en dirección Sur, pronto empalma con un carril que lleva al que de la Resinera sube al puerto de Cómpeta.

La senda se mete en una zona de enormes pinos resineros y sabinas pero después el terreno cambia, desaparecen los pinos y quedan las sabinas. Cerca ya del polígono industrial decidimos abandonar la senda y bajar a un cortijo-aprisco, hacia el Norte, porque creímos que llegaríamos antes al coche. Craso error porque tuvimos que bajar y subir para cruzar al menos tres arroyillos, sin senda marcada, y ese sube y baja junto con la solanera que pegaba bien, nos agotó. Llegamos exhaustos al coche. Deberíamos haber ido al polígono industrial y haber seguido el carril asfaltado para bajar luego al coche. Un ejemplo de los muchos que demuestran que los atajos son peligrosos.

En resumen, el Añales es un río que merece la pena que entre en las excursiones del grupo, pero hacerlo hasta las cascadas. Si se quiere se puede trepar sin mochila a las tres primeras y tomar un baño entre esos paredones que las constriñen, pero luego volver río abajo sin más. De las cascadas hacia arriba hay que olvidarlo.

5 de septiembre de 2011

Salida día 10 de Septiembre: Río Verde de Almuñécar

Río Verde de Almuñécar, 10 de septiembre de 2011.

Vídeo salida RíoVerde

Participantes: Cayetano con su perra, Victoria, Nico, Ricardo, Manuel de Nerja, Jesús.

Cuando uno va revisando el blog día tras día para ver quien se apunta a la excursión programada se va alegrando con los mensajes que se van poniendo, pero cuando alguien aparece sin esperarlo pues la sorpresa es mayor, y más si se trata de un compañero de tantos años como es Cayetano. Ahora lo que hace falta es que no desaparezca.

Desayunamos en el acostumbrado bar de Almuñécar, servidos por un tranquilo bigotudo, que nos puso unas tostadas tan grandes que no pudimos terminarlas. Hay que pedir medias tostadas la próxima vez.

Había propuestas alternativas a la ruta habitual, como explorar el río Nacimiento o la zona de la Cueva de Funes, pero la mitad de la cuadrilla no conocía el río y decidimos hacer la ruta habitual que es sin duda la más bonita.

Pagamos el consabido peaje de 5 euros a un mal encarado guarda que ya tenía mal genio a las 9 de la mañana y bajamos al verde por el carril que está solo regular para el coche de Manuel pero que era una autopista para el todoterreno de Cayetano.

Iniciamos el recorrido por la Puerta, salvamos el difícil paso del Charcones en la junta de los ríos descolgándonos por un gran pedrusco y metiéndonos en el río hasta la rodilla, bueno alguna se metió entera por su voluntad y otro porque resbaló y cayó, y seguimos por el puente y senda disfrutando de pozas, rápidos, cascadas y remansos. Remontamos por la cañada del Lagarto al carril. Queríamos ir a comer a la poza de la Cueva de Funes y tuvimos la desafortunada idea de subir a lo alto de la cascada de los Tres Saltos y a la presa. Las aulagas y las zarzas están cerrando la sendita y a pesar de abrirnos paso despacito y a bastonazos, salimos de allí con abundantes arañazos.

¡Qué desilusión cuando llegamos a la “poza” de la Cueva de Funes y la encontramos totalmente aterrada! La cascada seguía igual pero en la base había arena, no poza. Así que no nos quedó más remedio que sustituir el esperado baño por la inesperada ducha. Alguno comentó que nos adaptábamos al sino de estos tiempos en los que se van sustituyendo las bañeras de las casas por platos de duchas.

La comida como siempre, inefable. Y bien regada. Visitamos después la cascada de los Árboles Petrificados que traía un hermoso chorro de agua y seguimos a buen paso hacia abajo porque el poco amigable guarda nos había advertido que a las 7 cerraba la cancela. Aún paramos a darnos un buen baño debajo de la poza Central y nos reímos con el espectáculo de Cayetano empujando el culo de Maya para sacarla del agua.

Decenas y decenas de barranquistas acompañados por monitores de agencias que deben estar haciendo su julio, su agosto y su septiembre, y algún grupo por libre como el de nuestro amigo Miguel Ángel Tapicero.

Para finalizar, Ricardo nos hizo unas cuentas con el pago de las entradas y la gasolina de los coches que a pesar de sus prolijas e interminables explicaciones, ninguno entendió. Así que le dimos los dineros, le dijimos que todos estábamos de acuerdo para que callara y nos volvimos contentos con un excelente día en el recuerdo.