11 de febrero de 2007

Dia 10 de febrero> Sierra de las Nieves





10 de febrero 2007, Sierra de las Nieves

El pasado 10 de febrero, bajo la batuta de nuestro explorador Jerónimo, decidimos dar un buen paseo por la Sierra de las Nieves. A este efecto llamada nos incorporamos: Jesús, Mari Lobillo, Miguel González, Rafael, Paco Hernando, Fali, María Victoria, Lola Díaz, Ricardo, Jerónimo y Manuel. El recorrido, circular, lo hicimos desde el Puerto Saucillo en un día gris y nublado, con bastante fresco y ganas de pisar algo de la nieve que nos frenó días antes cuando habíamos programado esta misma salida.

La ruta por las cañadas Bellina, Hornillo, Ánimas, bajada a la fuente Canalizo y alguna que otra de cuyo nombre no puedo acordarme, nos deparó una jornada en dientes de sierra, con subibajas constantes que marcaron un perfil, típico rompe piernas. Gracias al GPS de Rafael, supimos, al final de la jornada, que habíamos recorrido unos 21 Kms. con 1.420 m de desnivel acumulado y cota más alta de 1.750 m.

Al poco del inicio de la ruta, y en un cruce de sendas en el que una de ellas está marcada como de no tránsito y por la que tras Jerónimo algunos entramos, parte del grupo se despistó. La lluvia, aunque suave, había hecho acto de presencia por lo que decidimos cobijarnos en un abrigo de la montaña hasta que el resto del grupo, tras la correspondiente llamada telefónica, hizo acto de presencia.

La subida por la cañada del Hornillo nos paseó por uno de los pinsapares más bonitos de la Sierra de las Nieves. Árboles centenarios y enormes encerraban un tupido bosque en tremenda umbría, cubierto de gran cantidad de musgo y belleza, con una repoblación natural nada frecuente. El Angelus, debidamente celebrado en la fuente del pilón del Hornillo, nos aportó fuerzas para atacar la falda norte del Picacho, en cuyo rodeo sentimos el azote frío del fuerte viento que nos acompañó casi todo el día. A la altura de la fuente del Canalizo nos encontramos con algunos aventureros que iban haciendo la ruta en sentido contrario a la nuestra. Ya, en plena subida de la cañada de las Ánimas, camino de nuestra cota más alta, volvimos a ver a otro grupo que, sin gran idea del recorrido y de lo que les esperaba, pretendían llegar a nuestro punto de salida, es decir, al Puerto del Saucillo, con escaso tiempo de luz. Tras la indicación pertinente desistieron y volvieron sobre sus pasos hacia los Quejigales.

La comida, al final de la cañada y entre manchas de la última nieve caída, nos deparó esos momentos mágicos de paz y relax, sobre todo para calmar el cansancio que habían bloqueado, momentáneamente, a Mari Lobillo y Miguel.

Ya la vuelta, pasando por la base de Enamorados y camino del puerto Saucillo de nuevo, dio pié a un buen reportaje fotográfico de Jerónimo y a la caza de una enorme liebre por parte del que suscribe, dando ya vistas sobre Yunquera. Fue tan potente el trastazo que me di contra las piedras del camino al tropezarme, que con la cabeza le golpeé a Rafael haciéndole la pascua, y por unos momentos me quedé sin aliento. Menos mal que bicho malo…

La poca luz de la tarde nos alumbró hasta la plataforma de los coches, con fotografías de fin de fiesta incluidas.

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