13 de enero de 2007

ODA al vino

Grande, Félix. (2003): La balada de98l abuelo Palancas, Barcelona, Galaxia Gutenberg, Circulo de Lectores, pp. 143-146


“Cuando dejó atrás la escalera y asentó sus dos pies sobre el suelo del patio, antes que a su persona todos vieron a su sonrisa. «Hijo -explicó-: te tengo que enseñar una cuestión mu principal...» Y allí, en presencia de todos los jornaleros, que escuchaban con gravedad y aprobaban los argumentos de Palancas con movimientos de cabeza, enumeró para su hijo todas las virtudes del vino, tanto las que tenían que ver con los misterios de la nutrición, como las que se vinculaban a la curación de las enfermedades del cuerpo, de los nervios, del criterio y del alma, sin olvidar las potencias de tan extraordinario líquido en la tarea de aliviar la desconfianza, reparar los rencores, soldar las amistades y acrecentar la buena voluntad; le recordó a su hijo que el hombre más bueno que había nacido en los linderos de la Tierra, llamado comúnmente Nuestro Señor Jesucristo, en el trance de tener que hacer un milagro para el bien de una multitud, no había convertido el vino en agua, líquido también respetable desde las simientes del tiempo, sino que con su gran sabiduría había ejecutado la magia de convertir el agua en vino, y esto era tan cierto que incluso figuraba en las Sagradas Escrituras; le aconsejó que cayese en la cuenta de que en la incalculable extensión de la especie humana a la que todos tenemos la honra de pertenecer desde el nacimiento hasta la muerte, únicamente se alejaban del vino las gentes de poco fiar, esos que caminan por las calles como conspiradores y no miran de frente y nadie sabe nunca si lo que dicen es verdad o mentira... y los pobrecillos desgraciados que están agarrotados por un mal incurable, y aun éstos solían de vez en cuando echarse una gota a escondidas, no por gula ni por desobediencia, sino porque el vino tiene, como es sabido y justo, una imponente fuerza de gravedad; manifestó que a este líquido inmemorial, y se podría decir que hasta sagrado, nadie en su sano juicio podía hacerle ningún reproche, y que sería una injusticia culparlo de ninguno de los muchos errores de los hombres, incluso del error gravísimo de llegar a los andurriales donde reina la borrachera, ya que toda la culpa que cabe en una borrachera procede de la falta de maña y de la sobra de soberbia de los bebedores que no tienen la cabeza en su sitio, mientras que el vino es inocente siempre; y que en sabiendo cómo tratar con él, nadie se chispa, por muy mucho que empine el codo, ya que este líquido de tanto prestigio y tan benefactor del ánimo entra por la garganta, recorre todas las entrañas del hombre arrastrando las impurezas de los recovecos del cuerpo antes de que esas impurezas tengan tiempo de convertirse en achaques desagradables o en dolencias cansinas, y a la final sale por la vejiga, habiendo confortado las pesadumbres de la existencia y habiendo efectuado el drenaje de los estorbos de las venas, con lo que la sangre, que es mismamente el motor de la vida, circula sin ningún sobresalto a lo largo de la máquina humana, evitando que se escacharre, y llevando la salud y la fuerza y la conformidad a todos los confines del cuerpo, desde los pelos de la cabeza hasta las uñas de los pies; esto era así desde los tiempos del santo Noé, que había salvado una pareja de todas y cada una de las especies de este mundo en una enorme barca de madera que navegó durante todo el tiempo que había durado una tormenta horrenda llamada Diluvio Universal; y, como todo el mundo sabía, el santo Noé, en agradecimiento por haber sido designado para llevar a cabo aquella salvación clamorosa, brindó con vino para darle gracias a Dios y gusto y agasajo a su propia persona; es verdad que un hijo del santo Noé tuvo que tapar a su padre para que no se le vieran las pelotas y para que durmiese con discreción la borrachera, pero también era verdad que el santo Noé se había chispado porque el vino que bebió no era de buena calidad, a causa de que estaba pasado de acidez, lo que explica que es indispensable no sólo conocer los misterios de la elaboración del vino, que nunca debe deshonrarse con defectos tan groseros como el de la sobra de acidez, sino también el no olvidar que beber vino es un arte casi tan grandioso como el arte de elaborarlo; de donde se deduce que un bebedor queda obligado a desconfiar de todos los vinos carentes de merecimiento, y que incluso es preciso aprender cómo beber los vinos que no mienten ni dañan, y que ese aprendizaje tiene su miga, como todo en la vida; y uno de los primeros cono cimientos necesarios para llegar a disfrutar del vino es tener muy presente que se puede beber cuanto nos pida el cuerpo, pero bien entendido que hay que beberlo en bota de buen cuero o en cristal, pero nunca, lo que se dice nunca, en cobre: beber en cobre, jamás de los jamases. «Como lo estás oyendo», concluyó. «Ya has visto que me he bebió un azumbre de vino esta mañana en mi garrafa de cristal y que me ha sentao como gloria bendita. Y fíjate lo que son las cosas: me he echao a la boca na más que medio sorbo desde la venencia de cobre, y me noto una miaja chispaíllo... Así que ya lo sabes: en cuero o en cristal, to lo que te se antoje. Pero en cobre, ni catarlo. ¡No es traicionero ni na el cobre, la Virgen, qué traicionero es! ¡Joder con el cobre! ¡Al cobre lo inventó el demonio!» Durante el resto de su vida, mi padre se reía con carcajadas ruidosas y fecundas cada vez que recordaba, para solaz de los presentes, aquella picardía del abuelo Palancas. Y alguna vez mi madre me contó que, en el día de su boda, su marido aconsejó a los convidados que bebiesen sin tasa, puesto que el vino moviliza a los jolgorios de la santidad, pero que a nadie se le ocurriese beberlo en vasija de cobre, ni aunque hubiera hecho promesa de penitencia”.

6 comentarios:

biodinamicos del sur dijo...

Además de entender de vinos, Féliz Grande es de los que saben de flamenco. "Memorias del Flamenco" es un ensayo sobre flamenco y sobre esta tierra en la que nos movemos, muy interesante.

biodinamicos del sur dijo...

Este texto acompañado de unas botellas de vino y una guía magnífica me lo han regalado mis colegas de la montaña, muchas gracias. Me conmueve la gratitud, debe ser la edad.

Anónimo dijo...

Que lo bebas como el texto proclama y que además sus efluvios te lleven a los mejores sueños y a los mejores paraísos.
Pero por favor, en cobre ni se te ocurra.
Que los disfrutes!
Fali

Anónimo dijo...

AVISO IMPORTANTE.
Han aparecido en mi coche en un sobre, varios talonarios de cheques y pagares,de CAJASUR y CAM, algunos de ellos firmados, solo habria que poner la cantidad y no se si se podrían cobrar.
Tal como tengo la cosa la verdad es que tentación lo que se dice tentación la tengo, para qué os voy a engañar.
Pero es que no tengo ni idea de dónde han salido, quién los ha podido dejar,ni cómo han llegado al coche.
No es NINGUNA BROMA.Si leeis este y os suena de algo pues, lo comunicais.
FALI

Anónimo dijo...

Compañeros habeis respondido tarde. Lo siento! Este mensaje es desde un hotel de lujo del Caribe, la deuda de la casa está saldada, y la "fargoneta" es historia. El próximo sábado cuando vuelva del Caribe os llevaré en el todo terreno.
Apuro el daiquiri y me voy a la piscina
MIRA QUE LO HABÍA AVISADO.
Fali

Anónimo dijo...

La "Oda", una gozada, y relatada de viva voz por Jesus, (¡que bien habla este hombre!), en la sobremesa de un almuerzo estupendo, en un dia estupendo, y con unos compañeros estupendos, ¡sublime!