14 de enero de 2007

La maroma, 13 de Enero





LA PRIMERA DEL 2007. MAROMA CON BUEN TIEMPO. 13 DE ENERO


Ya tocaba inaugurar el año montañero y la Maroma se brindaba como una buena oferta para este grupo tan enamorado de una de sus montañas emblemáticas.

Paco Hernando tiene por costumbre finalizar el año con esta subida y así lo hicimos el 30 de diciembre del 2005 tres entusiastas, desafiando vientos heladores que nos azotaron y zarandearon a su antojo, camino y vuelta de la cumbre. Pero en esta ocasión, por encajes familiares y personales de unos y otros, la clausura del año se quedó pendiente, por lo que la propuesta de Fali para inicio de temporada tuvo excelente acogida. Como dice Paco que decían en sus orígenes, cuando el grupo eran dos o tres y se acercaba el sábado, y mirando a la Maroma, como si de una enamorada aparición se tratara, acordaban: “el sábado sería menester subir a la Maroma” Y subían, irremediablemente, sábado tras sábado. Entonces, nos sigue ilustrando Paco, no había ni sendas ni nada que se pareciese; cada vez entraban y salían por sitios diferentes. Estaban marcando los primeros itinerarios, en competencia con la cabra montés, y asentando las rutas que hoy conocemos. A buen seguro eran parte de los pioneros de Sierra Tejeda. Hará algo más de un año, en una de las acostumbradas subidas, y hablando de todo esto, le interrogaba a Fali sobre el número aproximado de veces que él pensaba habría subido a la Maroma. Pensó, evaluó, hizo sus cálculos trigonométricos y “tirando por lo bajo”, me confesó que ¡“unas doscientas cincuenta veces”!.

Ha llovido mucho desde entonces, (aunque tal vez no tanto como sería necesario) y ahora hay sendas marcadísimas que te empujan a la cumbre, quieras o no, desde multitud de sitios diferentes. La Maroma es uno de los objetivos, la poderosa atalaya desde donde oteamos esas vistas impresionantes por los cuatro puntos cardinales. Con buena visibilidad, en invierno o en verano, el espectáculo está asegurado. A pesar de la aparente repetición de la escena, siempre hay un detalle, un tono luminoso, esas nubes y nieblas encajadas en los valles, que recortan los perfiles de las múltiples cadenas montañosas a diestra y siniestra, la nieve o su ausencia de la lejana y cercana Sierra Nevada, las coloraciones y reflejos caprichosos del mar, la visión, a veces antojada, de las intuidas elevaciones del Rif africano y el Peñón, la casi percepción de la curvatura terrestre en el horizonte marino, la fuerza de esos pueblos blancos moriscos que nos intuyen su rica historia, los entornos de la Sierra de las Nieves y la Torrecilla, el intento por suponer viejas sendas que debieron trepar (tal vez hoy perdidas) desde las cañadas más profundas, las concentraciones luminosas que delatan, en la oscuridad de la noche, la ciudad de Granada o los pueblos desparramados en rededor del macizo…. Un regalo para la vista y el espíritu.

Como se comentaba, la oferta de Fali cuajó, y tras algunas conversaciones telefónicas y los consabidos correos, plasmados como comentarios en el blog del grupo, que Luis tan bien coordina, nos pusimos de acuerdo para iniciar el año montañero.

El desayuno tuvo lugar a partir de las 8,30 h, en el bar de Ventas de Zafarraya, a donde llegamos en tres coches, desde diferentes procedencias: Ricardo, Paco Hernando, Nori, Miguel González, María Victoria, Manuel, Luis, Lola Valle, Lola Díaz, Jesús y Carlos (casi la docena). Previamente, en Torre del Mar, Fali fue a saludarnos, entregarnos los carnets de la Federación para el nuevo año y desearnos buena ruta. Altas empresas lo requerían.

Salimos del Robledal pasadas las 9,30 h y llegamos a la cima como a la una menos cuarto. La subida la hicimos por la senda de los barracones y la bajada por el carril habitual con el pequeño atajo conocido que evita una gran curva. El Angelus fue concelebrado, con su liturgia correspondiente, al coronar el Salto del Caballo, ante la mirada atónita de cuantos acertaban a pasar por allí. La llegada a la cumbre fue como a un festival. Si no había cincuenta personas no había ninguna. Diríase que se hubiera hecho propósito colectivo de un potente inicio de año, por lo que, a pesar del buen tiempo, de la casi ausencia de viento y de la buena visibilidad, decidimos bajar a comer a la Tacita de Plata, para disfrutar de la tranquilidad y consabida armonía del grupo.

Las comida, para variar, exquisita y los caldos no le iban a la zaga. Nori nos agasajó con una comida japonesa (de la que ahora mismo no recuerdo el nombre; perdón por mi torpeza) a base de arroz, trucha ahumada, y unos sabores picantes y peculiares, que dieron, como no podía ser de otra forma, el toque exótico al festín. Claro que, según queda reflejado en las crónicas del momento, aquel manjar hubiera sido superlativo si se hubiera acompañado de la correspondiente salsa de soja, que hábilmente, y para escarnio colectivo, Luis había olvidado en la casa junto a la necesaria petaca de brandy que el personal demandó con insistencia a los postres. Las crónicas no cuentan si al final de la jornada, la avisada regañina y el ejemplar correctivo por parte de Nori se llevó a efecto, dado el imperdonable olvido. Motivo hubo.

A lo largo del estupendo banquete, ya con Lolita en su lecho de piedra imaginando un rato de siesta, cundió la idea de ir creando diferentes rincones en el blog y en la página web, sobre los aspectos más variados. De entrada se propuso uno de cocina con aporte de recetas variadas y no difíciles de confeccionar, (pensando en los que somos más torpes). María Victoria nos agasajó con una coliflor “modalidad Pilar”, de chuparse los dedos, Lola Díaz nos transporta con su piña con “duende”, los tes de Lola Valle son de fama bien ganada, etc. etc. Es decir, todo aquél que pueda aportar y enriquecer que lo haga, para mayor gloria de todos.

La bajada tuvo su rato de atención máxima, al cruzar de nuevo, como en la subida, la nieve helada por las umbrías del Salto del Caballo. Afortunadamente, tras algún resbalón, paso de baile y caída suave, todo quedó en eso.

Ya de nuevo en los coches se acordó la ruta para el próximo sábado en base a los alrededores del Huma en busca de jacintos. El punto de encuentro será en la Gasolinera de Río Grande, a las 8,30 horas, ya desayunados (a fin de disponer del máximo de tiempo), por lo que el centro de salida en la plaza de la Axarquía será a las 7,30 h.; paso por Rincón de la Victoria a las 7,50 h; y gasolinera del Limonar a las 8 h. Obviamente, cualquier otra incorporación conviene acordarla a efectos de organizar los coches.

Este año se antoja interesante. ¡No os lo perdáis!

Abrazos múltiples para todos

Manuel

1 comentario:

Anónimo dijo...

Querid@s compañer@s de la montaña:
Una semana más leo con atención la narración de nuestro "secretario" Manuel y una vez más me sorprende la facilidad que tiene para hacernos la crónica correspondiente, además de no faltar ningún detalle.
Gracias querido Manuel.

Para Lola Díaz decirle que terminamos la comida en Tacita de Plata y no nos dijo cúal era el ingrediente que había puesto en el postre de las piñas. Ya nos lo dirás.
Un fuerte abrazo para todos.
Paco Hernando